Disfrute de los pueblos de Alpujarra de la Sierra, de cada uno de sus rincones antiguos, de sus fuentes y sus acequias, del verdor de los huertos, del dorado otoñal de castaños y álamos que conforman su paisaje. Viva con nosotros fiestas y tradiciones ancestrales y sienta como propia esta tierra antigua, tras los pasas de Abén Aboo.

Guarda Alpujarra de la Sierra la memoria del tiempo, de otro tiempo en el corazón de la Alpujarra Alta. Tiempo de ganar a la tierra con mucho esfuerzo el sustento diario, de unas gentes en esta tierra de resistencia, colgada de barrancos imposibles que siempre ha sido ejemplo de libertad y a la vez, de estar abierta a todos.

Viven las tradiciones más auténticas en sus pueblos. Aun se “trova” y se juntan cuadrillas en las frías noches de invierno y los versos musicados vuelan entre los pueblos que miran al sol del mediodía, al mar que se adivina tras la Contraviesa. Viven los platos más antiguos, las castañas pilongas que dan su fruto desde la majestad dorada de los castaños en otoño y viven acequias moriscas que reparten el agua que viene de la nieve entre huertos colgados de las laderas apenas sustentados por piedra seca y el empeño de las gentes de esta tierra.

Y vive Alpujarra de la Sierra ofreciendo lo mejor al visitante, ganando a la tierra cada verano las mejores hortalizas de sus huertos, guardando en sus secaderos los jamones y embutidos más sabrosos para compartir, para llevar a casa, para disfrutar. Alpujarra de la Sierra es un territorio que es el corazón de La Alpujarra y tiene un alma grande en cada uno de sus pueblos.