
ALFARNATE
PUEBLOS MÁGICOS DEL SURESTE DE ESPAÑA
MÁLAGA | ANDALUCÍA ORIENTAL
La mágica historia de Alfarnate

Seguramente, cuando se abren las sierras norteñas a occidente de la Axarquía, por los puertos de los Alazores o el del Sol no esperes tanta belleza. Un caserío blanco de tejados rojos en el centro de un valle verde, rodeado de sierras que se alzan al cielo.
Alfarnate te espera, unidos sus barrios por un río que se hace paseo y bosque en el centro del pueblo. Te espera en sus calles, muchas de trazado árabe, con bellos rincones, plazuelas, arcos y – siempre – flores sobre la cal de las fachadas, sobre las rejas, en soportales, haciendo del paseo una experiencia vital y hermosa.
Descubrir la “magia de Alfarnate” es subir al bosquete de pinos sobre el pueblo, donde una pequeña ermita del Santo Cristo, se erige modesta entre jardines, donde también parece que crecen las piedras y disfrutar de un paisaje sorprendente de toda la serranía. Descubrir su magia es emocionarse al paso de una Virgen guapa y morena – la Virgen de Monsalud – que cada septiembre regala su presencia por las calles y preside “La Embajada” de moros y cristianos, declarada de interés turístico.
Descubrir su magia es visitarlo en cualquier época del año con la familia, con los amigos, saborear su gastronomía, llevar a casa su aceite, sus dulces, sus embutidos, sus cerezas. ¡ Tendrás que venir !
Capital de la Cereza
“La Embajada” de “Moros y Cristianos”
Gastronomía tradicional

Alfarnate, pueblo serrano, enclavado en un paraje natural en el extremo noroccidental de la Axarquía malagueña, rodeado por las sierras de Enmedio, Palomera y Jobo. Éstas montañas rocosas contrastan con los cultivos de olivos, cereal y cerezos del valle.
Su fundación se remonta al período de dominación musulmana , hecho que es recogido por la tradición durante la fiesta de moros y cristianos llamada “La Embajada” que se celebra cada septiembre y está declarada como de Interés Turístico Provincial.
Podrá admirar sus monumentos, su arquitectura de origen árabe que conserva detalles pintorescos, que bien merecen una visita. Un ejemplo lo encontramos en la antigua Venta de Alfarnate (hoy convertida en restaurante-museo), que fue visitada por personajes como Alfonso XIII, José María el Tempranillo o Luis Candelas y está considerada la más antigua de Andalucía.
La comida tradicional de Alfarnate es variada, típica de la montaña, contando con platos como las sopas cachorreñas, entre otros destacados. Se sigue conservando la tradición artesana de la forja y la fragua.
Situado en el centro de la pequeña depresión que lleva su nombre, este pueblo mágico es un cobijo entre montañas situado a 925 metros de altitud. La planicie sobre la que se asienta el pueblo ofrece un fuerte contraste con el paisaje montañoso que la rodea, un paisaje en el que predominan los roquedales salpicados de árboles dispersos y pequeños bosquetes del viejo encinar que cubría estas tierras. Los collados del Puerto de los Alazores (1.040 m.) y del Puerto del Sol (1.100 m.), además de parajes de notable singularidad, son los pasos naturales por los que Alfarnate se comunica con el exterior.

Entre la exuberante belleza de las sierras que coronan la Axarquía, distintos pueblos, entre ellos Alfarnate, forman parte de la Ruta del Aceite y los Montes, una ruta de fuerte personalidad ofreciendo un paisaje único de montañas, donde predomina el verde de los olivos y los pastos. Los restos de grandes muelas y enormes orzas que por aquí se encuentran, dan testimonio de la antigüedad del cultivo del aceite de oliva, el gran protagonista básico de la tradicional, rica y sana cocina mediterránea. Los olivos de la variedad verdial y hojiblanca dan origen a uno de los mejores aceites del mundo. Restos arqueológicos, leyendas de bandoleros, tradiciones populares y una profunda calma y tranquilidad completan el romántico entorno que ofrece esta ruta.
Vivir este pueblo mágico es disfrutar de las “Cuatro Estaciones” en las que en cada una ofrece lo mejor de si mismo. La explosión floral de los cerezos en primavera, la luz que envuelve los campos de Alfarnate en verano, las fiestas que todo el año llenan de eventos singulares esta población y en septiembre se hacen emoción con su Virgen de Monsalud y la representación de “La Embajada” en la que participa todo el pueblo. Disfrutar del otoño cuando se recogen los mejores frutos y en invierno “con olor a matanza”, al calor de la lumbre, cuando se alumbra el primer aceite en las almazaras.